"Todo es presencia, todos los siglos son este presente..."
El verdadero homenaje que podemos hacer a alguien que marcó nuestras vidas es mostrar su obra y su recuerdo eterno.
Octavio Paz, hombre de letras y palabras, pensador y filósofo, poeta, Premio Nobel de Literatura 1990; pero sobre todo un mexicano que entendió muy bien lo que significa ser MEXICANO.
De su basta poesía disfrutemos hoy:
NI EL CIELO NI LA TIERRA
Atrás el cielo,
atrás la luz y su
navaja,
atrás los muros de
salitre,
atrás las calles que
dan siempre a otras calles.
Atrás mi piel de
vidrios erizados,
atrás mis uñas y
mis dientes
caídos en el pozo
del espejo.
Atrás la puerta que
se cierra,
el cuerpo que se
abre.
Atrás, amor
encarnizado,
pureza que
destruye,
garras de seda,
labios de ceniza.
Atrás, tierra o
cielo.
Sentados a las
mesas
donde beben la
sangre de los pobres:
la mesa del dinero,
la mesa de la
gloria y la de la justicia,
la mesa del poder y
la mesa de Dios
—la Sagrada Familia
en su Pesebre,
la Fuente de la Vida,
el espejo quebrado
en que Narciso
a sí mismo se bebe
y no se sacia
y el hígado, alimento
de profetas y buitres…
Atrás, tierra o
cielo.
Las sábanas
conyugales
insomnes,
cubren cuerpos
entrelazados,
piedras entre
cenizas
cuando la luz los
toca.
Cada uno en su
cárcel de palabras,
y todos atareados
construyendo
la Torre de Babel
en comandita.
Y el cielo que
bosteza
y el infierno
mordiéndose la cola
y la resurrección
y el día de la vida
perdurable,
el día sin
crepúsculo,
el paraíso visceral
del feto.
Creía en todo esto.
Hoy duermo a la
orilla del llanto.
También el llanto
sirve de almohada.
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