En este espacio me gusta escribir de diversos temas que de preferencia sean asuntos agradables, pero la realidad es que cada día mi tiempo y mis ideas están al pendientes de asuntos que, aunque no me aquejan de forma directa, su impacto tarde o temprano nos alcanza a todos...y digo, a todos....
Hace algunos años, cuando en esta región norte de México disfrutábamos de una vida tranquila en la que la violencia y la inseguridad eran situaciones ajenas, distantes y lejanas a nuestra realidad, nunca imaginamos que a la vuelta del tiempo esas mismos fenómenos lacerantes, limitaría nuestras vidas transformando nuestras rutinas diarias.
Días de temor y recelo se instalaron en nuestra comunidad, no sabemos si para siempre o si existe alguna esperanza...
Al vivir tan cerca de los Estados Unidos, el cruzar la frontera para ir de compras a Texas, o simplemente ir a la playa a vacacionar, fue siempre algo natural y sumamente agradable y placentero.
Comparar ambas culturas y valorar la nuestra por encima de la cultura norteamericana era el pensamiento generalizado en nuestra sociedad: "Somos diferentes a ellos pero nosotros estamos orgullosos de nuestra cultura ancestral..." ....Esas creencias fueron perdiendo valor, más aún cuando México fue entrando en una espiral de pobreza, marginación y falta de oportunidades para millones de mexicanos....
Cuando leo en la prensa o en la red acerca de las experiencias dolorosas e injustas de los miles de mexicanos y centroamericanos que exponen su vida y toleran el dolor físico y espiritual, buscando huir de una vida sin esperanzas, siento su desesperanza; peor aún cuando me entero de como muchos de esos mexicanos, realizan acciones abusivas y malvadas contra otros más indefensos...Es cuando YO entro en cólera!
Primero quiero compartir las palabras escritas por una
gran escritora guatemalteca, ANA ARDÓN:
“Migrar es aceptar ser huérfana
Dime en qué país andas,
y te diré quién no te quiso...
Cuando las oportunidades
son lejanas,
el éxodo
es la ley
El “sueño americano”
es
la pesadilla latina
Ser desterrada es el castigo
que inflingen los verdugos
hacia las oprimidas...
El exilio interior es el recurso
de las sobrevivientes… “
Deseo igualmente mencionar al sacerdote
mexicano ALEJANDRO SOLALINDE gran
defensor de los migrantes centroamericanos a su paso por México, quien denuncia
el infierno de extorsiones, ejecuciones, secuestros masivos y masacres por el
que pasan quienes quieren llegar a Estados Unidos.
A lo largo de cinco años ha
salvado a muchas personas de los traficantes de vidas que operan en las vías
del tren por donde cruzan los centroamericanos en su viaje a Estados Unidos.
SOLALINDE ha puesto en peligro su
vida para defenderles y no han sido pocas las amenazas que ha recibido y las
advertencias de que abandone su centro, ubicado en el municipio de IXTEPEC, en OAXACA,
al sur del país, y cada día acuden unos 200 indocumentados en
busca de comida y refugio.
Estas coacciones llevaron al
sacerdote a atender las recomendaciones de instancias nacionales e
internacionales para que abandonara durante varias semanas el país en mayo
pasado, cuando denunció que las amenazas no eran "solamente del crimen organizado, sino también de autoridades y
policías corruptos".
En base a estas experiencias se
filmó el documental "El
Albergue", estrenado en el Festival Internacional de Cine de
Guadalajara (México), en la sección oficial de documental mexicano, y
presentado anoche en el Centro Universitario de Tlatelolco en medio de una gran
expectación, se llevará al Festival de Derechos Humanos del Distrito Federal.
Según destaca su director ALEJANDRA ISLAS “lo más importante es que se pueda ver en el país, en todos estos puntos
por donde pasan migrantes, para sensibilizar a la población, a los mexicanos,
sobre las penurias que viven y para darles voz".
“El Albergue” narra miles de
experiencias con el apoyo de AMNISTÍA
INTERNACIONAL (AI) México, además de mostrar el trabajo del director del
albergue "HERMANOS EN EL CAMINO",
narra las "microhistorias" del centro, donde además de refugio y
alimento, los migrantes reciben "alivio espiritual".
Ninguno de nosotros somos ANA ARDÓN, ALEJANDRO ISLAS o el
sacerdote ALEJANDRO SOLALINDE, pero en lugar de guardar silencio, podemos dedicar un poco de tiempo y energía a promover las acciones en favor de
los migrantes; así nos sentirnos menos impotentes o un poco mejor que si nos quedamos de brazos cruzados... También podemos recordar que “Todos los seres humanos gozamos de una DIGNIDAD
de la que a veces, nos olvidamos…”
Excelente artículo. Muy agradecida de leer.
ResponderEliminarSe sobrevive mal quedándose y también yéndose. En la opción uno debe encontrar su camino con fe y esperanza. Es difícil.
Un abrazo.